La
teta asustada: más que una enfermedad
Siempre a lo largo de la
historia sobre víctimas, las mujeres son las que han llevado la peor parte,
ellas son las que terminan siendo violadas, ultrajadas, huérfanas o sin esposo.
Las mujeres en su mayoría son indefensas, tal vez con un nivel de estudio básico
e inclusive mínimo, y sus hijos terminan padeciendo a causa de los miedos que
la violencia les deja.
En la película “La teta
asustada” se evidencia los traumas dejados a una mujer después de ser violada y
como todos sus miedos se los transmite a su hija, esta historia relata o
evidencia lo que sucedió en Perú, en la época del conflicto, en medio de la
historia de Fausta, su protagonista, deja entrever, aspectos de la vida
cotidiana de uno de los tantos pueblos de este país.
Para una madre, a mi
parecer, es muy cruel ser violada mientras está en periodo de gestación y no poder
hacer nada por defenderse, es sentirse humillada, ultrajada, vulnerable… sucia,
y todas las consecuencias de ello es transmitido a los hijos, todos los miedos,
las angustias, son impregnadas sobre todo si el hijo es mujer, la enfermedad de
“La teta asustada” la cual es una creencia propia del pueblo peruano, se debe a
la transmisión de esos temores a los hijos a través de la alimentación, como le
sucedió a Fausta, y de allí comienza toda la trama a desarrollarse.
La violencia tiene un patrón
muy particular, siempre hay unos más vulnerables, otros más fuertes, el que
quiere ganar a toda costa y el que le toca perder, no muy lejos de la violencia
que ha vivido el pueblo peruano, lo ha vivido Colombia, la violación de sus mujeres,
asesinato de los esposos, pobreza, entre otros.
Si bien es común entre
pueblos, sobretodo cercano como lo es Colombia de Perú, encontrar problemáticas
similares, cada pueblo tiene sus propias creencias, como lo de “la teta
asustada”, o “la teta con rabia” la historia nos muestra una reflexión muy
interesante. El deseo de vivir, de salir adelante, el deseo de amar y ser
amada, está por encima de cualquier problema por más grave que sea. Es necesario
dejar atrás todas esas imposiciones familiares y luchar por conseguir ser
mejores, no dejar que nadie pisotee nuestros sueños y siempre luchar por ellos
y la reflexión, a mi modo de ver, la más importante es, dejar atrás todo
aquello que no nos edifica y seguir el camino, aunque eso signifique dejar
hasta nuestra propia madre, como le toco a Fausta, dejar que su madre se fuera
y desprenderse de ella para poder ser sana de la enfermedad “la teta asustada”.
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